abandonarme en las manos
del Padre totalmente.
Darle todo mi ser,
mi vida mis proyectos
y mis sueños.
Madre, quiero seguir tus pasos,
decir junto a vos
"Aquí estoy Señor contigo,
para hacer tu voluntad".
Ayúdame a entregarme
(aunque mi entrega
me conduzca a la cruz)
y a vivir la pobreza
como protesta ante la injusticia
y como solidaria entrega
decidida a Cristo en los demás.
Madre,
quiero servir
junto a vos.
Hay hermanos
que nos necesitan,
les hace falta compañía,
una palabra, techo, pan,
trabajo digno, justicia,
libertad, igualdad...
Madre, ayúdame a descubrir
el rostro pobre de tu hijo
en los chicos de la calle,
en los indígenas despojados,
en los marginados y
vagabundos,
en los obreros sin trabajo,
en los presos
sufriendo su pena,
en los jóvenes drogadictos,
en los enfermos de Sida
discriminados,
en las niñas-jóvenes
madres solteras
y en tantos otros
que a diario claman:
¡Dignidad, respeto, fraternidad!
Madre,
quiero servir junto
a vos y cantar contigo
al Dios que libera y da la vida.
Acompañarte hoy
por este mundo sufrido
del lado de los que sufren,
de los que piden,
de los que esperan
y de los que trabajan
por un mundo más humano
y más hermano asentado
en la justicia y el amor,
no en las leyes del mercado.
Madre de los pobres.
Muéstranos
el camino del Reino,
fortalece nuestras opciones,
acrecienta nuestra esperanza,
para que nuestras vidas
sean testimonio
transparente
de nuestra fe
en el Dios de la Vida.
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